miércoles, 20 de mayo de 2015

REACCIÓN EN CADENA, por @AntoniodlTL

Hoy contamos en Desde el Caballo de las Tendillas con una nueva colaboración de Antonio de la Torre, que analiza la situación que se está viviendo en Andalucía y los resultados que esta puede tener en el futuro de nuestra comunidad autónoma. Os recuerdo que este Blog está abierto a la colaboración de todos sus lectores.


No, que nadie se asuste, porque este título no significa que me vaya a meter en cuestiones nucleares y a hablar de fusión o fisión ni a glosar los méritos de sus iniciadores, Atkinson y Hahn / Strasmann, respectivamente. Para eso, aunque algo se podría decir, habría personas mucho más cualificadas y, además, me temo que el interés que despertara ese tema sería bastante limitado.

Me permito utilizar la expresión “Reacción en cadena” porque es el símil que mejor veo para describir en pocas palabras -todavía se podría simplificar más y decir, simplemente, “desastre”- lo que se está viendo venir en Andalucía, una ruptura encadenada con un resultado final impredecible y, en cualquier caso, creo que malo para Andalucía. O, tal vez, no tan malo, si al final se rompe el monopolio socialista.

Y es que la falta de visión política de doña Susana Díaz, cegada por su interés personal y sin el menor atisbo de estadista –la diferencia entre estos y los políticos que venimos sufriendo en España es la planificación a medio y largo plazo del estadista frente al cortoplacismo del político actual que sólo mira por su supervivencia en las próximas elecciones- está llevando a Andalucía a una situación de ingobernabilidad aún mayor que la ya demostrada en los treinta y cinco años de “hégira” socialista.

Doña Susana, en ese enorme “interés por la gente” de su Andalucía, como repite cansinamente de manera eufemística, omitiendo el “su” -sobre todo, de ella-, adelantó innecesariamente las elecciones en un cálculo personalista y culpando a Izquierda Unida –siempre la culpa es de otro- de la imposibilidad de mantener por más tiempo la legislatura. La realidad bien distinta era que su legitimidad como Presidente  -no Presidenta, insisto- de la Junta de Andalucía estaba más que en entredicho ya que, primero, lo fue por el “dedo divino” de su padrino, Griñán, que salió por pies al refugio de su escaño dorado, y “aforado”, en el Senado. Después, tras las elecciones andaluzas de Marzo de 2012, lo fue por la pinza con IU -los que a primeros de 2015 ya no le servían para gobernar-, puesto que el ganador de aquellos comicios fue el Sr. Arenas, el Sr. Arenas (como le gusta a él repetir) que, con sus cincuenta escaños, le tiene que agradecer a su Presidente Nacional y a sus políticas socialdemócratas en esos primeros meses de su gobierno –en los siguientes también-, así como al “ilustre” asesor y ayuda de cámara de Génova, 13, un tal Arriola -“afloja, que nos sobran cuatro o cinco escaños” (gran perspicacia sociológica la suya)-, el no haber conseguido la indispensable mayoría absoluta que el Partido Popular necesitaba –y necesita siempre, por eso del “todos contra el PP” tan usual en España-.

Pero, en mi opinión, lo que más le motivaba a doña Susana era aprovechar el batacazo que las encuestas le vaticinaban al Partido Popular y, de paso, no menos importante, por no decir “el más”, situarse en un puesto de salida privilegiado para esas primarias que se anuncian en el Partido Socialista Obrero Español  -cuatro palabras que ya no se ajustan a lo que ahora es realmente el PSOE, pero ese es otro tema- para el mes de Julio, llegando a ellas con una holgada victoria, ejemplo para sus conmilitones socialistas que se doblegarían a sus “encantos” y poderío. Mira por donde, el triunfo no fue tan destacable, los mismos escaños -47- que en 2012, pero con ciento veinte mil votos menos y, entonces, sucede algo imprevisto, entra en escena “Tigrekán” González, desde su placentero y enriquecedor “segundo plano” -en realidad, nunca se fue-, poniendo las cosas en su sitio y conminándola a ejercer su puesto -eso sí, si lo consolidaba- en Andalucía, al tiempo que emplazaba al “desvocalizado” Pdr Snchz a ganarse el suyo de Secretario General y acreditarse para esas primarias como candidato a las próximas generales de final de año.

El resultado en Andalucía fue bastante peor que el deseado por doña Susana y abría un abanico de conversaciones, no me atrevo a decir de posibilidades, porque yo no las veía así, que, después de casi dos meses de la celebración de los comicios -se cumplirán justo el último día de esta nueva campaña-, no sé cuantas reuniones con los representantes de los otros cuatro partidos presentes en el arco parlamentario -yo diría mejor la “U”, por su forma y porque, además, es la inicial de lo que los gobiernos andaluces han sido hasta ahora, la “Unta”- y tres votaciones, el resultado es que la reina de Canal Sur sigue sin formar gobierno, ni se le espera antes de conocer el resultado de las próximas elecciones del 24 de Mayo.

Y aquí surge la disyuntiva, ¿habrá sido esta situación el resultado lógico de la falta de acuerdo en las negociaciones o, simplemente, un paripé más de los que nos tiene acostumbrados la clase política para no destapar sus vergüenzas y desdecirse, algunos partidos, de lo prometido en la campaña electoral? Si lo primero, hasta que la Sra. Díaz no cumpla las exigencias de los diferentes partidos, con la entrega de las actas de senador y diputado por parte de los Sres. Griñán y Chaves, respectivamente, -que sí, pero no-, se firme un pacto contra la corrupción, se acepte el gobierno de las listas más votadas, etc., no se podrá esperar el apoyo de nadie para un gobierno de coalición o la abstención suficiente en la investidura para que doña Susana gobierne en minoría. Si lo segundo, alguno de los partidos podría “darse un tiro en el pie” al desdecirse, claro que eso no preocupa mucho porque saben de la desmemoria y poco rigor de muchos de los votantes que para las próximas elecciones, y con tal de cambiar, se habrían “olvidado” del desdicho, y no les pasaría factura el cambio de rumbo sobre lo prometido en campaña y “mantenido de aquella manera” ante unas muy próximas elecciones municipales y autonómicas que sí se la podían pasar en tan corto plazo.

El escenario es pues muy incierto y, posiblemente, desencadenante de unos acontecimientos que, muy bien, podrían llegar a la convocatoria de nuevas elecciones, en Septiembre –“explosión” incontrolada-, de agotarse el plazo de votaciones de investidura -tantas como doña Susana quiera, espaciadas cuarenta y ocho horas- que llegaría el próximo 5 de Julio. Y aquí encontramos otra “curiosidad”, resulta que el Estatuto de Andalucía, al parecer, impide que se celebren elecciones en Julio y Agosto. Faltaría más, esos meses son para el chiringuito playero, que el otro dura diez meses por año, desde hace treinta y cinco y requiere el “descanso” veraniego, que con “tanta ‘caló’ no se pué’ntrar en campaña y reflexioná p’a votar”. 

Y para completar el cuadro, salta la adjudicación de la mina de Aznalcóllar con ex alto cargo de la Junta en la cúpula directiva de la adjudicataria, simple casualidad que no “causalidad” y que, la “diligente” doña Susana, ha retrocedido “en cuanto un juez ha determinado la improcedencia de la adjudicación”, lejos de todo procedimiento -han vuelto a ser los funcionarios, claro-, porque “nosotros respetamos las decisiones judiciales” mientras “otros”, claro está, ponen todas las zancadillas posibles a la Juez Alaya.

En resumen, que Andalucía puede pasar de unos pésimos gobiernos durante treinta y cinco años, cuna de clientelismo, “promoción” de la familia y corrupción, junto al deterioro de los niveles de educación, sanidad, etc., a no tener gobierno durante seis meses. ¿Qué será peor si se da este supuesto? La solución en Junio -si aprueba en la repesca-,  o en Septiembre - si suspende-. Mientras tanto, se celebran elecciones en Gran Bretaña y nos da una lección, se rompen las encuestas, se forma Gobierno -este sí, con mayúscula- en cuarenta y ocho horas y la vida sigue. Es que son… hijos de la Gran Bretaña. Luego alguno se enfada cuando repito que nuestra “democracia” es muy particular y capaz de provocar esa “reacción en cadena”. “Cosas  veredes, Sancho…” en nuestra querida España.

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